lunes, 15 de noviembre de 2010

Un par de "apuntes" sobre Rodolfo Walsh

Lo que sigue a esta entrada son un par de reportajes públicos, realizados en las aulas de mi querida TEA (Taller, escuela, agencia) a dos personas importantes en la vida del escritor y periodista Rodolfo Jorge Walsh: Enriqueta Muñiz, compañera de ruta en esa obra maestra que fué Operación Masacre, y Lilia Ferreyra, su última mujer y compañera de vida y militancia.
   Debo confesar, a modo de ficha técnica, que no estuve presente en los dos reportajes; esta modalidad de reportaje público se basaba en la invitación al reporteado a un aula con alrededor de 30 o más alumnos del último año de TEA. Enriqueta Muñiz fué invitada en 1993, y yo ingresé en l994; y Lilia Ferreyra en el segundo semestre de 1996, y yo cursé en el primero. Interpreté y transcribí a partir de las cintas que con confianza y tal vez con afecto me facilitó mi entrañable maestro Don Sergio Morero, el autor del título La noche de los bastones largos, pero eso es otra historia.
   Los que han visto antes este blog conocen el cuento que escribí sobre Walsh, como el tributo del lector a su admirado escritor. Y los demás, pueden leerlo.
   Rodofo Walsh cierra su Carta abierta a la junta militar con la frase "...pero fiel al compromiso de dar testimonio en momentos difíciles...". Los tiempos de hoy no son tan difíciles como en 1977, vale decirlo, pero me preocupa mucho la posible utilización partidista que se puede hacer de un escritor o artista como veo que pasa con Hector German Oesterheld, el autor de El Eternauta. Y creo que la obra de Walsh y de Oesterheld trascendieron el ámbito de un partido o agrupación para pasar a ser parte de toda la cultura argentina, como José Hernández, Borges, Raúl Soldi, Osvaldo Soriano, Jauretche y tantos más.
   En el caso de José Hernández éste fué diputado provincial en 1880, y mantuvo un interesante contrapunto con Leandro N. Alem, por la federalización de la ciudad de Buenos Aires. No se niega la militancia de nadie, pero nos pertenecen a todos por hacernos vibrar de orgullo y esclarecimiento.
   Por eso creo que es bueno presentar estos testimonios de la vida de un hombre.
   Mientras escribía estas líneas recordé que en los días en que asesinan a Walsh (25 de marzo de 1977) yo estaba viviendo la "previa" al servicio militar en el regimiento 7 de infantería en La Plata; esa semana en la que te avisan qué es deserción, evalúan tus aptitudes, te dan la ropa y te pelan. El futuro lector y el escritor enfrentaban su destino.
Rodolfo Walsh
Soy el primero desde la izquierda, con mis padres y un compañero
   No demos más largas al asunto: Señoras y señores, con ustedes, los reportajes...

No hay comentarios: